domingo, 31 de julio de 2011

El reencuentro (7)

Sin pensarlo dos veces nos devolvimos a encontrarnos con Nauru y todo aquel lugar.

Después sentí cansancio caminaba más lento, pues, no había dormido bien por el sueño extraño que tuve.

Móntate en mi caballo… yo caminare –Decía David sin aun mirar a los ojos a Isabella, pero con una voz más dulce-

Isabella extrañada se monta en el caballo sin palabras…

Fue tan dulce que dejara que yo montara su caballo y el caminara tan largo paso hacia el lugar donde se encuentra Nauru –Pensaba Isabella mientras que con una mirada tierna miraba a David-
Un largo camino, sin más miradas y cruses de palabras.

Isabella, ya llegamos -Extrañado porque podía oír raros sonidos dentro del hogar de Nauru- Quédate aquí Isabella - Decía David-

¿Qué pasa David? –Pregunto Isabella mientras se acercaba a la casa de Nauru-

Su frágil cuerpo casi desnudo acostado en una camilla siendo curada algunas heridas por Nauru… era Dánae.

Que… ¿Qué le hicieron? –Pregunto David con tristeza en sus ojos y rabia al mismo tiempo-

No se David, la vi caminando sola, desgarrada y maltratada tirada en los prados, me di cuenta de lejos de esto y decidir acercarme… era ella –Decía Nauru con tristeza-

Una de las sensaciones más grande que he sentido en mi vida, la euforia.

Dánae trataba de pararse muy lentamente y con dificultad… cuando abrió sus ojos pudimos notar una leve diferencia, ya que estaban sin el mismo brillo llamativo y una mirada perdida.

David… ayúdame a levantarme, quiero estar a solas contigo -Decía Dánae sin poder respirar bien; mientras trataba de pararse-

Ah… está bien Dánae, si eso es lo que pides lo cumpliré –Decía David con un tono de voz bajo; mientras la ayudaba a levantarse muy delicadamente-

Había vuelto, y no sé porque sentía como algún tipo de tristeza… aunque al mismo tiempo felicidad porque volvió y todo será mejor –Pensó Isabella-

Se fueron alejando poco a poco a lo oculto de los arboles.

Yo me quede sentada al lado de Nauru, estábamos sin cruzarnos palabras y miradas. Lo que pensaba era como Dánae apareció repentinamente.

Nauru, ¿Qué cree que hacen ellos? –Decía Isabella pensativa; tratando de quitar el silencio absoluto-

Oh, no lo sé Isabella… pero puedes averiguar ya se está atardeciendo y con el estado que se encuentra dánae es mejor que descanse –Decía Nauru mientras bostezaba-

¡Claro! yo voy –Decía Isabella con intensiones de curiosidad-

Isabella se acerco lentamente, no quiso interrumpir bruscamente su reencuentro. Entre tantos arboles pudo oírlos hablar por eso espero atrás de uno de estos.

Pude notar que estaban abrazados, Dánae tenía una mirada muy rara…

Ya que después de unos segundos no escuche que seguían hablando pude asomarme y en eso estaba Dánae con un cuchillo a punto de atravesar a David por la espalda.

¡David, voltéate! –Grito Isabella con desesperación-

Isabella ¿Qué haces aquí? –Decía David extrañado-

Segundos después David se percato de lo que pasaba y empujo a Dánae, este recibió una cortadura en el brazo por el cuchillo que cargaba Dánae.

Dánae se vio levantada de una forma muy rara, pues, sus pies no tacaban el piso, su mirada estaba hacia abajo y sus brazos sin fuerza.

¿Por qué hiciste eso Dánae? –Pregunto Isabella extrañada y con un tono de molestia; mientras se acercaba a ella-

Este títere que hice de Dánae es tan basura… así como tú David –Una voz de los tantos arboles-
¡Eduard, dime donde tienes a Dánae! –Decía David con rabia; mientras que sacaba lentamente su espada-

De pronto el títere que tenía el parecido con Dánae se esfumo.

Con gusto David, te mostrare a la verdadera Dánae –Decía Eduard mientras salía de la oscuridad de los arboles-

Parecía desmayada con los ojos entrecerrados, decaído todo su cuerpo y sangre en la ropa que cargaba.

Por segunda vez David, el intercambio entre Isabella y Dánae es lo único que necesito para dejarlos en paz ¿no es eso lo que quieres? –Decía Eduard–

Isabella fue manchada con gotas de sangre de Dánae ya que se encontraba relativamente cerca de ella.

¿Intercambio? –Se pregunto a si misma Isabella-

La luna de sol aparece en un resplandor de la mano de Isabella reflejándole lo que fue un sueño olvidado.

¡Mi sueño decía que esto era una trampa, y que la muerte de aquel hombre seria segura! –Pensó impactada- ¡no! David… no has de hacer caso a esas palabras maliciosas, estas son mentiras… el sueño que tuve se trataba de que esto fuera una trampa -Grito Isabella hacia David-

Que peculiar muchacha… tanta excusa para salvarse –Decía Eduard con un tono de risa-

Isabella, como veía que David estaba muy pensativo decidió actuar por sí sola.

Ser fuerte… grandes palabras de dánae –Pensó- ¡Yo lo haré también! -Decía Isabella con fuerza mientras con sus manos quitaba así a Dánae de Eduard-

Como un acido que derrite el hierro… eso paso al Isabella arrebatar de las manos de Eduard a Dánae.
¿Dánae estas bien? Reacciona… -Decía Isabella preocupada-

Que muchacha tan entrometida –Decía Eduard con furia mientras se acercaba a Isabella y Dánae-

David al percatarse de esto accede a ayudarlas, pero varios monstros de muchas formas y sentidos de la palabra horrible y repugnante se acercaban a él rápidamente con de sed de sangre, así, impidiéndolo.

Siempre aparecen esas cosas tan desagradables –Pensó Isabella mientras abrazaba a dánae-

Dánae abre levemente sus ojos y con su sangre revuelta al aroma de Isabella pudo lograr hacer algún tipo de campo protector que impidió el ataque de Eduard.

¿¡Qué es eso!? Dánae esta, yo mismo te las hare cobrar –Decía Eduard con molestia mientras se retiraba del lugar-

Los monstros que luchaban contra David fueron poco a poco destruidos y desangrados por toda la zona verde.

David limpio la sangre de esos monstros de sus manos para tocar las de Dánae. La sintió después de varios dias en su ropa, el olor a ella y su gran energía.

Isabella simplemente quedo a un lado, pero con tranquilidad de que no fue la muerte de algunos de ellos mismo.

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